lunes, 11 de noviembre de 2013

ENSEÑANZA A TRAVÉS DE LA PELÍCULA


El Nombre de la Rosa, reflexión y enseñanza
Antes de comenzar con la reflexión, nos gustaría poner al lector en situación sobre la película a la que hacemos referencia, El nombre de la Rosa, cuyo origen parte de una novela histórica y de misterio escrita por Umberto Eco en el año 1980.
La película hace referencia a la Edad Media, y el contexto histórico se sitúa bajo el papado de Juan XXII, hacia el siglo XIV, época en la que se generó una polémica entre los franciscanos espirituales y el pontífice, ya que los primeros pensaban en la pobreza apostólica, mientras que el segundo se oponía a esta idea.
La película comienza con la llegada del franciscano y pensador Guillermo de Baskerville y su discípulo Adso de Melk a la abadía benedictina, situada en los Alpes Italianos y caracterizada por su gran biblioteca que por extrañas razones, no puede ser visitada. El resto de la trama gira en torno a una serie de asesinatos que surgen debido a un libro oculto, que no debe ser leído, ya que podría poner en duda la fiabilidad de la religión…
En nuestra opinión, la censura de libros que aparece en la obra de Umberto Eco,  pone de manifiesto la importancia de la escritura como herramienta social y cultural que permite la transmisión de valores de generación en generación, así como la transformación de la persona que la aprende, puesto que a través de la misma no solo se puede acceder a la filosofía de vida y a los conocimientos de los demás, sino también expresar las ideas o conocimientos propios, reflexionar sobre aspectos que le resulte interesante a la persona, informar, etc.
Esta idea de censura nos lleva a pensar que, aunque hoy en día en nuestro país no haya una censura como tal, si existiría de una forma  más sutil, que a pesar de no regirse por ideas religiosas o políticas, se lleva a cabo día a día en los colegios, a la hora de la enseñanza de la lectura y escritura. Con ello se hace referencia a la enseñanza de la lectoescritura a personas con Necesidades Educativas Especiales (NEE), y si bien es cierto que en la sociedad actual todas las personas tenemos derecho a la educación, debemos ser honestos y asumir que, o bien, a estas personas no se las incluye en dicho aprendizaje por considerarlas incapaces de ello, en algunos casos, o que existe una resistencia al cambio de métodos de enseñanza que sean capaces de proporcionar un aprendizaje natural, que incluiría a todos los aprendices, el cual va más allá de los paradigmas tradicionales basados en la adquisición del código como requisito imprescindible para aprender.
En este sentido, haciendo mención a la película, se encuentra cierta similitud entre el personaje que censura la lectura de libros y el profesional (maestro, educador, etc.) que trabaja con personas con dificultades de aprendizaje y no es capaz de proporcionar una enseñanza funcional de la lectoescritura. Dicha similitud se encuentra en que en ambos casos, la persona  actúa en función de cómo piensa sobre un tema determinado sin ser capaz de ver más allá.  
De manera que la actitud del ser humano va desde ser capaz de prohibir, destruir, ocultar o incluso matar por todo aquello que va en contra de su ideología, hasta infravalorar las capacidades de las personas y dificultar, en consecuencia, el acceso a un aprendizaje de calidad, en este caso de la lengua escrita, capaz de proporcionar, en muchos casos, mayor autonomía, la participación activa en la sociedad letrada, así como un aumento de la autoestima, por tratarse de una herramienta que facilita la interacción cuando las dificultades en el lenguaje oral o la comunicación suponen una barrera.
Por ello, nos parece relevante que se produzca por un lado, un cambio en la forma de entender el objeto de enseñanza (lectoescritura), y por otro, en la manera de ver a la persona con discapacidad.
Como conclusión y haciendo referencia por última vez a la película El Nombre de la Rosa, nos gustaría destacar que al igual que todo el mundo debería tener acceso a los libros, también todas las personas deberían tener el derecho a una educación óptima y de calidad, sin importar las dificultades que la persona pueda presentar independientemente del nivel cultural, económico y educativo de su familia, si bien es cierto que esta visión se aleja de la realidad actual.


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