martes, 12 de noviembre de 2013

NINGÚN NIÑO SIN LECTOESCRITURA




Todas las personas tenemos la capacidad de leer y escribir, ya sea de un modo u otro, lo que ocurre es que tenemos una idea  de estos conceptos diremos “rudimentaria”, de enseñarlo y hacerlo de una manera determinada y no somos conscientes de la variedad de formas que hay de hacer y aprender la lectoescritura, de la gran variedad de implicaciones y beneficios que nos supone y de cuán importante tiene en nuestro desarrollo como personas y como seres participantes de la sociedad. Sin darnos cuenta, el dominio de la lectoescritura supone una herramienta básica de integración en nuestro grupo social y en general en el contacto con el mundo exterior, pueden considerarse como instrumentos privilegiados que dan acceso a la información y al conocimiento. Son medios para construir la abstracción, comprender significados, para organizar ideas con la intención de comunicarlas, evidencia el conocimiento, lo refuerza y lo activa.
La problemática del aprendizaje de la lectoescritura es que se reduce a una competencia elemental de estos procesos, ya sea leer o escribir,  y no a la posibilidad de utilizarlas en un sentido más completo, por el cual se convierten en las herramientas que nos permiten desenvolvernos en la sociedad y a configurar el pensamiento y conocimiento humano.

 En los últimos años, se han producido cambios en los modelos de enseñanza- aprendizaje de la lectura y escritura, diferentes procedimientos  metodológicos que derivan de distintas concepciones de la enseñanza y aprendizaje. Cabe destacar que los nuevos modelos integran en sí mismos la posibilidad de la enseñanza a diferentes tipos de aprendices, refiriéndonos a niños con necesidades educativas especiales, los cuales suelen tener dificultades con los métodos tradicionales debido a sus características poco flexibles y aisladas de la funcionalidad real de la lectura y la escritura como instrumentos de aprendizaje. Nos referimos a cómo el lenguaje escrito puede ayudar a determinados niños en el uso de funciones mucho más básicas directamente relacionadas con la comunicación y la adquisición del propio lenguaje oral. Se trata de introducir objetivos muy distintos a los que propone habitualmente  la escuela tradicional, tanto referidos a la metodología de adquisición del lenguaje escrito como los contenidos y las situaciones de aprendizaje, los cuales presentan una naturaleza muy específica, a menudo diferente de lo que se entiende habitualmente  por “enseñar a leer”.
 Desde este espacio queremos fomentar modelos de aprendizaje y desarrollo de la lectoescritura en el proceso de descubrir el mundo en un medio natural. Se proponen métodos en los que, en la escuela, las aulas ofrezcan un ambiente relajado en el que el niño tenga oportunidades de jugar e interactuar con otras personas y materiales. En este contexto, los alumnos podían relacionar tanto el lenguaje oral como el escrito con situaciones reales. Si hablamos de un aprendizaje auténtico de la lectoescritura debemos partir del nivel de apropiación y entendimiento del lenguaje impreso por parte del niño,  porque, según proponen los modelos a los que nos referimos, el estudiante aprende a leer y a escribir al hacerlo. El niño maneja estos símbolos en la medida en que se da cuenta de los beneficios que implica la utilización del lenguaje en su búsqueda de respuestas.
 Queremos encaminar este espacio hacia la postura de la educación centrada en el alumno, la cual ubica al estudiante como centro del proceso, es decir que las acciones de aprendizaje parten de los conocimientos y experiencias de los niños, de sus necesidades e intereses. El maestro debe incentivar en los niños el deseo de aprender a través de sus vidas, porque de este modo el estudiante encuentra sentido al aprendizaje. Es así también como, al conectar las experiencias de la vida con la lectura, los niños tienen opciones para responder a la misma.

“El mejor método para enseñar a leer y escribir, no es en aquel en que los niños aprender a leer y escribir, sino aquel en el cual estas dos destrezas se encuentran en situaciones de juego... De la misma manera que los niños aprender a hablar, ellos deben aprender a leer y escribir.” Vigotsky.

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